LOS
PERIODOS SENSITIVOS Y LA ENTRENABILIDAD DE LOS NIÑOS.
Como ya
ha sido tratado con anterioridad, la maduración orgánica por fases o edades
condicionan la predisposición del ser humano para realizar determinados
trabajos o tareas.
En el
campo de la Educación Física y el deporte escolar es importante tener en cuenta el
proceso de maduración orgánica en el momento de concebir un programa adecuado a las necesidades
de los niños y jóvenes hacia los que este vaya dirigido.
Las
etapas de maduración orgánica o de predisposición para el rendimiento en las
cuales influyen tanto factores genéticos como ambientales son conocidas como
periodos sensitivos.
Wolkov y
Filin, describen este periodo como "… No una etapa rigurosamente
determinada de desarrollo individual (la edad infantil, adolescentes, etc.), sino el periodo
caracterizado por la mayor sensibilidad a la acción de los factores tanto
favorables como desfavorables del medio exterior.
En pocas
palabras, los periodos en que la fusión de los factores genéticos y
ambientales sea la más completa.
Sabiendo
los periodos críticos y las dosis óptimas de influjo, se puede regular
arbitrariamente las distintas propiedades del organismo en las distintas etapas
de la ontogénesis, controlar el programa individual de desarrollo."
El
caracterizar los entornos de edad correspondientes a los periodos sensitivos es
tomar en cuenta no solo la edad cronológica, sino que todavía es más importante
la edad biológica, o sea, aquella que determina un nivel de desarrollo físico
determinado que no siempre tiene correspondencia con las manifestaciones o
reacciones orgánicas que se producen en niños de igual edad cronológica y sexo. De ahí que el trabajo de desarrollo de las
capacidades físicas, sobre todo las condicionales (fuerza, resistencia y velocidad) así como la movilidad articular
o flexibilidad, sean más eficaces si las cargas (fundamentalmente tomando como
referencia el volumen, la intensidad y la densidad del estímulo) y los tipos
de capacidades o sus variantes se ajustan a estas etapas en las cuales se
producen los cambios más favorables que son característicos para cada edad y
sexo.
Cuantiosos
estudios científicos han demostrado que la predisposición biológica debido a la
maduración orgánica conlleva un ordenamiento más o menos riguroso a partir de los
seis años donde se produce un momento propicio para el desarrollo sistemático
de las capacidades coordinativas fundamentales hasta aproximadamente los 12 o
13 años para, a partir de este entorno de edades, propiciar el desarrollo
amplio de las capacidades condicionales (sobre todo la fuerza y la velocidad).
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