LOSJUEGOS
PREDEPORTIVOS DESDE EL PUNTO DE VISTA BIOLÓGICO:
Los
juegos motrices actúan sobre el cuerpo en su conjunto, es decir trabajan gran
cantidad de grupos musculares. Combinándolos
inteligentemente, se evita el ejercicio unilateral de determinadas partes del
organismo, se logra más bien una influencia equilibrada de la constitución total.
En casi
todos los juegos menores se exigen además de la carrera, también la
inclinación, el enderezamiento, extenderse, girar, dar vueltas, saltar,
empujar, etc. Por lo regular el jugador no se da cuenta de la función natural y
reconfortante de éstas actividades, a causa de la consagración al juego.
Los
juegos menores se caracterizan por sus pausas cortas en las que predomina la
alegría; los mismos constituyen un recreo para la actividad nerviosa superior,
creando las premisas para poder continuar en el momento siguiente el juego con
la mayor concentración.
Se
recomienda que los juegos menores se lleven a cabo al aire libre para que puedan
actuar también los estímulos biológicos naturales.
El
conocimiento de las características fundamentales de las diferentes edades, es
algo que debe dominar el profesor para determinar qué tipos
de juegos y actividades emplear, no obstante para comenzar este estudio es
necesario conocer primero: los niveles de enseñanza y edades en correspondencia
a cada nivel.
LOS
PERIODOS SENSITIVOS Y LA ENTRENABILIDAD DE LOS NIÑOS.
Como ya
ha sido tratado con anterioridad, la maduración orgánica por fases o edades
condicionan la predisposición del ser humano para realizar determinados
trabajos o tareas. En el campo de la Educación Física y el deporte escolar es importante tener en cuenta el
proceso de maduración orgánica en el momento de concebir un programa adecuado a las necesidades
de los niños y jóvenes hacia los que este vaya dirigido.
Las
etapas de maduración orgánica o de predisposición para el rendimiento en las
cuales influyen tanto factores genéticos como ambientales son conocidas como
periodos sensitivos. Wolkov y Filin, describen este periodo como "… No una
etapa rigurosamente determinada de desarrollo individual (la edad
infantil, adolescentes, etc.), sino el periodo
caracterizado por la mayor sensibilidad a la acción de los factores tanto
favorables como desfavorables del medio exterior. En pocas palabras, los
periodos en que la fusión de los factores genéticos y
ambientales sea la más completa. Sabiendo los periodos críticos y las dosis
óptimas de influjo, se puede regular arbitrariamente las distintas propiedades
del organismo en las distintas etapas de la ontogénesis, controlar el programa
individual de desarrollo."
El
caracterizar los entornos de edad correspondientes a los periodos sensitivos es
tomar en cuenta no solo la edad cronológica, sino que todavía es más importante
la edad biológica, o sea, aquella que determina un nivel de desarrollo físico
determinado que no siempre tiene correspondencia con las manifestaciones o
reacciones orgánicas que se producen en niños de igual edad cronológica y sexo. De ahí que el trabajo de desarrollo de las
capacidades físicas, sobre todo las condicionales (fuerza, resistencia y velocidad) así como la movilidad articular
o flexibilidad, sean más eficaces si las cargas (fundamentalmente tomando como
referencia el volumen, la intensidad y la densidad del estímulo) y los tipos
de capacidades o sus variantes se ajustan a estas etapas en las cuales se
producen los cambios más favorables que son característicos para cada edad y
sexo.
Cuantiosos
estudios científicos han demostrado que la predisposición biológica debido a la
maduración orgánica conlleva un ordenamiento más o menos riguroso a partir de los
seis años donde se produce un momento propicio para el desarrollo sistemático
de las capacidades coordinativas fundamentales hasta aproximadamente los 12 o
13 años para, a partir de este entorno de edades, propiciar el desarrollo
amplio de las capacidades condicionales (sobre todo la fuerza y la velocidad).
LAS
CAPACIDADES COORDINATIVAS
El
desarrollo y mejoramiento de la estructura de movimiento y de la coordinación motora está directamente
relacionada con el estado del sistema nervioso central y, particularmente
con el sistema sensoriomotriz y de
la integración del sistema perceptivo
(visual, táctil, auditivo y cenestésica).
Estas
capacidades tienen una fase de desarrollo intensivo desde los 6 a los 11 años
aproximadamente y se produce un ligero descenso entre las edades de 12 a los 14
años. Como resultado del desarrollo alcanzado por el aparato vestibular y demás
analizadores ( óptico y acústico ), se logra un elevado nivel de desarrollo de
la coordinación, el equilibrio y la agilidad en estos
grupos de edades, lo que posibilita que los niños si son bien enseñados, puedan
llegar a dominar habilidades motrices de una alta complejidad de ejecución.
No por
gusto se afirma que entre los 8 y los 12 años son las edades más propicias para
el aprendizaje motriz debido al incremento acelerado del perfeccionamiento de
estas capacidades. En estas edades (8 – 12 años), el perfeccionamiento de las
capacidades coordinativas debe realizarse sobre la base de variedad de
ejercicios con diferente finalidad y organización.
Para el
desarrollo de las capacidades coordinativas deben emplearse ejecuciones en las
cuales se modifiquen la posición inicial o de partida, la estructura dinámico –
temporal (más lento o más rápido), variación de las condiciones externas (obstáculos,
sol) y combinaciones de habilidades o movimientos en diferentes condiciones y
ritmos de ejecución.
La ejercitación sistemática de las capacidades
coordinativas (equilibrio, ritmo, orientación espacial, entre otras), influye
directamente en el desarrollo de diferentes capacidades condicionales y, a su
vez, en una mejor predisposición para el aprendizaje de diferentes actividades motrices
(juegos,gimnasia, deportes
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