viernes, 10 de agosto de 2012

LOS PERIODOS SENSITIVOS Y LA ENTRENABILIDAD DE LOS NIÑOS


LOS PERIODOS SENSITIVOS Y LA ENTRENABILIDAD DE LOS NIÑOS.
Como ya ha sido tratado con anterioridad, la maduración orgánica por fases o edades condicionan la predisposición del ser humano para realizar determinados trabajos o tareas.
En el campo de la Educación Física y el deporte escolar es importante tener en cuenta el proceso de maduración orgánica en el momento de concebir un programa adecuado a las necesidades de los niños y jóvenes hacia los que este vaya dirigido.
Las etapas de maduración orgánica o de predisposición para el rendimiento en las cuales influyen tanto factores genéticos como ambientales son conocidas como periodos sensitivos.
Wolkov y Filin, describen este periodo como "… No una etapa rigurosamente determinada de desarrollo individual (la edad infantil, adolescentes, etc.), sino el periodo caracterizado por la mayor sensibilidad a la acción de los factores tanto favorables como desfavorables del medio exterior.
En pocas palabras, los periodos en que la fusión de los factores genéticos y ambientales sea la más completa.
Sabiendo los periodos críticos y las dosis óptimas de influjo, se puede regular arbitrariamente las distintas propiedades del organismo en las distintas etapas de la ontogénesis, controlar el programa individual de desarrollo."
El caracterizar los entornos de edad correspondientes a los periodos sensitivos es tomar en cuenta no solo la edad cronológica, sino que todavía es más importante la edad biológica, o sea, aquella que determina un nivel de desarrollo físico determinado que no siempre tiene correspondencia con las manifestaciones o reacciones orgánicas que se producen en niños de igual edad cronológica y sexo. De ahí que el trabajo de desarrollo de las capacidades físicas, sobre todo las condicionales (fuerza, resistencia y velocidad) así como la movilidad articular o flexibilidad, sean más eficaces si las cargas (fundamentalmente tomando como referencia el volumen, la intensidad y la densidad del estímulo) y los tipos de capacidades o sus variantes se ajustan a estas etapas en las cuales se producen los cambios más favorables que son característicos para cada edad y sexo.
Cuantiosos estudios científicos han demostrado que la predisposición biológica debido a la maduración orgánica conlleva un ordenamiento más o menos riguroso a partir de los seis años donde se produce un momento propicio para el desarrollo sistemático de las capacidades coordinativas fundamentales hasta aproximadamente los 12 o 13 años para, a partir de este entorno de edades, propiciar el desarrollo amplio de las capacidades condicionales (sobre todo la fuerza y la velocidad).

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